La ética hacker es el conjunto de valores que emergen de las primeras comunidades cooperativas de programadores, que se materializa luego en las primeras expresiones comunitarias en Internet y las comunidades de desarrolladores de software libre y que podríamos resumir en tres puntos:
La afirmación de una nueva ética del trabajo a partir del conocimiento como motor y móvil principal de la actividad productiva y la vida en comunidad más allá de su remuneración monetaria.
La afirmación de la unidad y autonomía de la propia vida a partir de la no aceptación de la separación entre tiempo de vida y tiempo de trabajo en la producción social de conocimiento (lo que a su vez, al ser la comunidad real el sujeto de esa producción, implica vindicación).
La libertad como valor fundamental, materialización de esa autonomía personal y comunitaria. Frente a las instituciones existentes: el hacker no reclama que las cosas «se hagan», las hace él mismo y si reclama algo es que sean retiradas las trabas de cualquier tipo (monopolios, propiedad intelectual, etc.) que le impiden construir las herramientas del cambio por si mismo en y con su comunidad.

Esto quiere decir, que la extensión del término hacker se amplía y se convierte en modelo de trabajo para otros ámbitos, se convierte en una denominación genérica que alude a un tipo de actitud o estilo de vida. Dicho estilo de vida no es otro que aquel que promueve la libre circulación de la información, develando aquello oculto y poniéndolo en común, donando a la sociedad un producto creativo, genuino y valioso.
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